martes, 1 de julio de 2014

Bucle.

Se me cae el mundo cada vez que te pienso, porque se me hace extraño no tenerte tanto conmigo y te extraño. Que el dolor que aparece al alejarme es peor que el que siento al intentar estabilizarme, y por eso continúo. Supongo que al final una acaba siendo inmune al dolor después de tantos años, algo bueno he sacado de tantos daños, y es la coraza que me permite avanzar, que me permite seguir sin que duela tanto como podría doler.
Ya me dirás tú de donde saco yo fuerzas para seguir con todo esto, 6 meses, sinceramente no lo entiendo, ni a ti, pero es a lo que me he acostumbrado. Me he acostumbrado demasiado bien a lo que tenemos, aunque a veces me entren ganas de mandarlo todo a la mierda.
Pero supongo que es como todo ¿no? El miedo a arriesgar, el mismo miedo a perder lo que quieres. Sentir que pierdes algo es sentir que te pierdes a ti mismo, hasta el punto en que ya no eres capaz de encontrarte, no te reconoces, te miras al espejo y dices: ¿De qué sirve?
Y seguidamente te planteas mandarlo todo a la mierda. Hasta que vuelves a verle, le miras, te besa, y dices: De esto sirve.
Y todo vuelve a ser un bucle. Un bucle inestable de una felicidad insegura que no termina.

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